En la reforma de esta casa nos encontramos con una vivienda típica gallega en la que se habían llevado a cabo pocas intervenciones desde su construcción. La finalidad del proyecto es renovar la casa conservando su carácter tradicional.
Los techos y ventanas altas nos proporcionaron de ante mano la sensación de amplitud tan buscada en todas las reformas, por tanto no fue necesario modificar en exceso la distribución. Tan solo se amplió la cocina que se encontraba dividida en dos, para aprovechar mejor el espacio.
La carpintería interior de la casa se cambio por una lacada en blanco y en el suelo se coloco tarima, también en color claro. En una de las habitaciones se restauró la carpintería de la ventana, en forma de galería con ventanas de guillotina en madera, siempre respetando la carpintería original.
En la escalera se restauraron los peldaños de madera maciza originales y el pasamanos de forja, además se forro la mitad inferior de la pared con madera lacada en blanco, lo que nos aporto, a las escaleras, ese aire original de la casa que queríamos conservar.
El diseño de la cocina se mantiene acorde con el resto de la casa, en colores claros y con líneas simples, jugando con lo moderno y lo tradicional. Junto con los electrodomésticos modernos se colocan unos tiradores de corte clásico que acompañados de la mesa y las sillas, son los que mantienen el estilo tradicional. La carpintería de las ventanas, también se restaura y se laca en blanco, integrándola dentro de la cocina.
Con esta reforma se consiguió renovar una casa tradicional, interviniendo lo menos posible y respetando en todo momento la esencia de la vivienda, de manera que siguiera siendo eso “una casa tradicional”.