Según la RAE la palabra energía posee dos significados generales, y cito literalmente:
“1. f. Eficacia, poder, virtud para obrar.
2.f. Fís. Capacidad para realizar un trabajo. Se mide en julios. (Símb. E).”
A pesar del uso habitual de la palabra energía en nuestra rutina diaria (lo que la ha convertido en un término de lo más cotidiano que aparece constantemente en nuestras conversaciones) y de su significado aparentemente obvio, este vocablo tiene mucha historia y lleva ya tiempo conviviendo con nosotros. Desde la antigüedad clásica hasta nuestros días ha ido modificándose según los tiempos y el pensamiento de cada época: eso nos muestra Pérez Canals en Un estudio etimológico sobre las raíces de la energía. Interesante estudio que nos abrirá los ojos y nos mostrará que, muchas veces, lo aparentemente simple y evidente es en realidad tremendamente complejo, pasando por la concepción de la energía en la filosofía griega de Aristóteles hasta los principios de conservación de energía de la Física Moderna en el siglo XIX.
Sin embargo, partiendo de la virtud y la eficacia que la Real Academia de la Lengua Española otorga a esta palabra, vamos a centrarnos en este post en los conceptos que surgen en nuestra cabeza cada vez que escuchamos la palabra “energía”. En concreto, nos referimos a dos palabras que están de rabiosa actualidad: la sostenibilidad y el ahorro. Nunca ambas se mesuran en julios, pero de éstas depende en gran parte nuestra calidad de vida, calidad todavía inmensurable por carecer de unidad para medirla.
¿Qué entendemos por sostenibilidad energética?
Cuando hablamos de sostenibilidad energética nos estamos refiriendo también a la viabilidad de la producción energética, sin que esto conlleve un desarrollo contraproducente y perjudicial a corto y largo plazo para nosotros y el medioambiente. Por extensión, la sostenibilidad energética está vinculada al desarrollo económico sostenible. Para ello, cada vez más, se hace hincapié en la importancia de las energías sostenibles como, por ejemplo:
- Energías solares: Como la fotovoltaica y termosolar. Las dos producen energía renovable: la primera produce electricidad y la segunda calor.
- Aerotérmia: Es una energía renovable disponible en la naturaleza; aprovecha la energía del aire para calentar o enfriar.
- Energía Eólica: Se basa en la fuerza del viento para producir electricidad y también es renovable.
- Geotérmica: Como el propio nombre sugiere, aprovecha el calor del interior de la tierra. Es una energía renovable que produce un gran ahorro energético.
- Energías marinas: Son las que aprovechan los movimientos del mar (olamotríz), sus mareas (mareomotriz), así como su gradiente térmico (mareomotérmica) y su variabilidad salina (osmótica).
- Bioenergía: Se fundamenta en el uso de la biomasa; utiliza la materia orgánica como fuente de energía para realizar combustibles.
Todas ellas tienen en común que respetan de una forma sostenible el medioambiente y no dependen del consumo de hidrocarburos. Esto las convierte en interesantes alternativas para producir energía evitando el recalentamiento de la tierra y cambio climático.
¿Qué entendemos por ahorro energético?
Se podría pensar que este ahorro sólo se refiere al económico, pero no es así. El ahorro energético se basa en el consumo responsable de nuestros recursos, tales como la electricidad, para que toda la energía que se consuma no sea más de la estrictamente necesaria y evitar el malgasto de fuentes energéticas. El objetivo es conseguir la mayor eficiencia en la producción y consumo de energía a través de la optimización de recursos naturales.
Desde aquí queremos ofrecer una serie de consejos para el ahorro energético a tener en cuenta en nuestro día a día:
- Usar bombillas de bajo consumo.
- Utilizar bolsas de tela y reutilizarlas en nuestras compras diarias.
- Emplear termostato en la calefacción de la vivienda y procurar mantenerla a una temperatura constante.
- Evitar calentar habitaciones o estancias que no se usan.
- Decorar la casa con alfombras para mantener caliente el hogar.
- Compartir transporte o usar transporte público lo más a menudo posible, así como aumentar el uso de vehículos que no usen hidrocarburos, como la bicicleta.
¿Me queda batería en el móvil? ¿Tengo gasolina en el coche?…
En la actualidad es difícil escuchar “energía” y no pensar en sostenibilidad, o si este mes estaremos gastando demasiada electricidad y nuestra factura de la luz se dispara. En nuestra casa o trabajo aparece la preocupación constante.
Estas rutinas suelen agobiarnos durante todo el año: aprovechemos la época estival para replanteárnoslas. Quizás hay que apostar por hábitos y soluciones más sostenibles en nuestra vida cotidiana, como usar la bici y dejar el coche en el garaje más a menudo, o cambiar nuestra vieja caldera por una nueva que funcione con biomasa. En todo caso, es verano, y es buen momento para desarrollar nuestra energía vital, lo que los taoístas llaman Chi. Puede ser un buen momento para aprender otros significados de la palabra energía y nuevas aplicaciones energéticas, conocer nuevas prácticas que te ayuden en un saludable estilo de vida más sostenible y, por qué no, que conviertan nuestra energía en virtud. Aprovecha el buen tiempo para ir a la playa, parques u otros lugares donde seguro podrás practicar Tai Chi, o simplemente dar un paseo.