Se acerca un cambio de estación, un momento de tránsito, de paso, de metamorfosis, un momento en el que los colores cambian. Cambian las temperaturas, los olores, los horarios y tus rutinas. El clima lo cambia todo. El otoño es un estación tranquila, sobria y muy elegante. Es una buena estación para empezar a recogerse en casa. Digo empezar, porque no hace falta encerrarse en un interior como en invierno. El otoño es una estación mixta, te permite combinar momentos muy caseros con hermosos paseos por tu ciudad, tu pueblo o algún hermoso paisaje que tengas cerca.
Cambio de paleta
El cambio de paleta en la naturaleza influye directamente en nuestro estado de ánimo a la vez que invita a integrar en tu hogar colores acordes con esta estación. Colores oscuros, marrones, rojizos, verdes intensos, etc., son tonalidades propias de esta estación. Otoño, es la estación del bosque.
Materiales de otoño en Galicia
En lugares como en Galicia, desde Vigo a Ourense o de A Coruña a Lugo, el otoño es una estación que está muy presente por la relevancia de sus paisajes. Además, comienzan las lluvias y se acortan los días, el ambiente se humedece y ya no se disfruta tanto del sol. Por ello es común ver tonalidades otoñales e invernales dentro de las casas gallegas. El clima atlántico hace que se utilicen más tonalidades otoñales y materiales que aguantan bien estas estaciones y sus condiciones ambientales. Así, están muy presentes materiales como la madera y la piedra. Superficies de materiales orgánicos que se pueden encontrar tratados o sin tratar. Es habitual cierta tendencia rústica en la decoración.
Cada estación, su contrario
Más allá de las tendencias de cada año, que varían según modas a lo largo del tiempo y que aparecen a través de multitud de revistas de decoración de interiores o de grandes marcas dedicadas a la reproducción de colores como puede ser la mundialmente conocida PANTONE, hay cierta tendencia a que los colores estacionales funcionen por contraste.
Es decir, si verano y primavera son estaciones más calurosas aparecerán colores más fríos y tonalidades más frescas; sin embargo, durante el invierno y el otoño usaremos colores más cálidos y sobrios. A través del color se contrarresta el efecto del clima. Esto no es una regla exacta, por no ser tampoco es una regla. Pero sí es una tendencia.
Otoño
Es momento de ir adaptando tu casa, tu hogar, tu lugar de trabajo y de recreo a las nuevas condiciones estacionales. Cada estación pide sus cosas y tú tienes distintas necesidades. Simplemente cambiando algunos colores notarás el cambio de estación.
Así pues, en esta estación que está a puntito de empezar es el momento de integrar en las diferentes partes de la casa elementos con tonalidades cálidas (tonos ocres, amarillos, rojizos, marrones, verdes intensos, etc). Se trata de buscar combinaciones que consigan hacer la estancia más confortable y agradable. Para ello puedes cambiar los colores de la pared, las superficies de los muebles o el tapizado. Sin embargo, esto puede ser demasiado problemático y no muy sensato cuando sabemos que las estaciones pasan.
Para no tener que cambiar todo el mobiliario en cada estación es bueno que realices la decoración de tu hogar a partir de una base neutra. A partir de ahí puedes ir combinando y cambiando cosas para darle un carácter distinto a tu casa según la estación del año. Puede ser lo más sensato, pero esto ya depende también de tus ganas de hacer cambios profundos en la decoración del hogar en cada estación.
Iluminación
También sucede con la iluminación. En invierno u otoño se tiende a iluminar los espacios y estancias interiores de la casa (habitaciones, salón, pasillo) con iluminaciones cálidas. Son mucho más hogareñas y transmiten una sensación de calidez, confort y naturalidad que las luces frías no tienen. Para que se entienda, estamos hablando de la luz similar a la de las bombillas de tungsteno de toda la vida que ronda los 2700ºk – 3000ºk, es decir, una luz amarillenta cálida.
Sin embargo, en primavera y verano usaremos más la luz natural porque hay más y, esta, es más neutral. No llega a ser fría, pero tampoco es tan calidad. La luz de día es una luz potente, agradable, con mucha energía y frescura que irradia vitalidad por todo el hogar, deseada en todas las estaciones del año.