Siempre. Tu manta, aunque no te des cuenta, siempre está ahí.
En días de invierno es imprescindible para que tu casa se convierta en tu hogar, el resto del año, conviene guardarla bien. No solemos pensar demasiado en las mantas cuando vamos a decorar una casa. Sin embargo, es un elemento súper útil, personal e íntimo que tienes que tener en cuenta. Puede que a un profesional que se dedica a la decoración no piense demasiado en ellas, pero para ti, será imprescindible.
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Tu manta preferida
¿Eres de los que tiene solo una manta, tu manta? ¿O sin embargo tienes varias y las vas cambiando? Sea cual sea tu opción, siempre es bueno tener varias. Así, algunas puedes usarlas para decorar mientras que tu preferida, que igual ya está algo viejita, puedes tenerla guardada mientras no la usas en algún mueble o hueco en el sofá.
¿Qué pasa, todavía no tienes manta?
¿Cómo? ¿En serio? En ese caso vamos a darte algún consejo para elegirla. Una manta es una manta, no cualquier cosa y hay que hacer las cosas bien para que tu vivienda funcione en su conjunto de forma armoniosa.
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Tienes que pensar para qué la quieres y cuántos sois en casa. Si sois varios en casa posiblemente necesitarás más de una y, además, un buen sitio para guardarlas. Una manta puede dejarse encima del sofá, pero si ya tienes muchas es mejor buscarles un hueco. Para eso, algunos sofás traen un espacio especial para mantas o, en su defecto, algún baúl o el bajo de un mueble.
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Tu manta te identifica mucho, tanto es así que caracteriza y personaliza tu salón o salita donde la pongas. Así pues, piensa bien el estilo. Tiene que tener un estilo que te guste con el que te sientas cómodo. Por supuesto, una buena manta debe resultarte confortable, tener un tacto agradable y cumplir uno de sus principales cometidos, ¡abrigarte cuando lo necesitas!
La manta ideal
Si sigues estas dos pautas estás en el camino correcto para conseguir tu manta ideal. Estilos, existen cientos. La manta suele ser un buen elemento para aportar un toque rústico, artesanal a tu habitación. Puedes aprovechar y usar materiales orgánicos con aspecto natural aprovechando los tejidos con una estética más austera, en bruto. Hay mantas con texturas increíbles aprovechando lanas variadas. Si quieres algo más sintético, en poliéster, existen millones de modelos tanto con pelo como sin pelo.
El material que elijas es muy importante y tiene que gustarte, así que debes probar bien antes de llevarla a casa. Otra opción es encargarle una manta a alguien que calcete o hacerla tú mismo. Eso sí, no te pierdas. Hoy en día existen muchísimos modelos de mantas y la tentación es grande. No te dejes llevar solo por la estética, no olvides que vas a usarla, ¡tiene que ser agradable! Si no, acabará ocupando un buen espacio que podrías emplear para otra cosa y acabarás por no saber qué hacer con ella.
¿Y en verano qué hacemos?
Desde luego el verano no es la temporada de las mantas. Durante esta estación es recomendable que la guardes en buen lugar. Solo con verla te dará un calor que te darán ganas de salir corriendo de tu casa. Así que es momento de sustituirla por otra más ligera, liviana y fresca que te pueda resultar útil en caso de que haga algo de frío y que no resulte demasiado calurosa a la vista. Para el verano, podemos sustituir nuestra manta habitual por una con un tejido más indicado para la época estival como el lino, hilo de algodón, de punto, etc.
En todo caso, recuerda que tienes mil opciones y que buen gusto te sobra. Busca la que más cómoda te resulte y disfruta de una buena siesta de invierno. Es época de largas y oscuras tardes domingueras, una buena manta es imprescindible para el confort en tu hogar durante estos días.